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Héctor Rosales


Cuba

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Nació en la Habana en 1962. Es ingeniero mecánico. Se inició en el trabajo con los metales desde su graduación en industria sideromecanica buenas, desarrollando piezas y productos a partir del uso de chapas, fundamentalmente en aceros Inoxidables.

 

En el año 1996, sus inquietudes artísticas reorientando su profesión y lo motivan a trabajar hasta la actualidad, en calidad de artista creativo independiente, como diseñador industrial para la ambientación de interiores y exteriores en diferentes espacios institucionales y recreativos de su país. También ha diseñado numerosos stands para ferias y exposiciones y ha realizado escenografías para piezas teatrales, festivales y congresos.

Trabaja con madera, sintéticos, cristales acrílicos, papeles vinilicos, autoadhesivos y materiales para la construcción. La inclusión de piezas escultóricas en su trabajo ha ido tomando mayor relevancia en los últimos cinco años, cobrando particular interés como adjetivo de realización independiente en la actualidad y como perspectiva de trabajo y desarrollo artístico inmediato.

PREMIOS (Selección):

2004 Primer Premio Libre Diseño, Feria Metálica, Cuba.

2004 y 2005 Premio Stand Libre Diseño, Feria Internacional de la Habana, Cuba.

2005 Premio a la Calidad del Diseño Stand Libre, Diseño Expo Caribe.

ENTREVISTA

Héctor Rosales Linares nació en el año del tigre y como buen tigre es observador, sabe escuchar y está al acecho, pero con una sonrisa de hombre de mundo. Estudió en el Instituto Superior Tecnológico de La Habana, del cual se tituló como ingeniero 

mecánico. 

 

A sus cuarenta y cuatro años es, posiblemente, el artista cubano más experimentado en el corte de acero inoxidable. Su primer trabajo después de graduarse, la permitió 

viajar a Japón a estudiar los secretos del corte automatizado. Hoy, luego de veinte años de experiencia y algunas ‘‘heridas de guerra’’— como la que se le ve en su pulgar 

izquierdo — se debate entre el corte artesanal — comúnmente realizado con soplete — y el automatizado. Bajo un ciclo cargado de nubes que se descuelgan sobre 

La Habana, está en compañía de su equipo de trabajo, conformado por José González, y Agustín Álvarez, quienes colaboran estrechamente en el desarrollo de idas que luego se materializan en objetos de acero inoxidable y lámina al carbono, como animales y self standing, donde la geometría prevalece y la atracción domina. Hay también 

instalaciones en que la figura humana es protagonistas. De espaldas al mítico Malecón, surge la primera pregunta. 

 

¿Cuál fue el primer contacto que tuviste con el acero?

Fue una placa de seis milímetros que monté sobre una troqueladora Cincinnati del año 1952…claro, mucho antes, cuando chico, me fabriqué un juguete, un karting en tubo de acero al que hasta le puse motor. En aquella época hacía las cosas solo; hoy 

conformamos un equipo de trabajo, donde el proyecto artístico es producto de la 

aportación de cada uno de nosotros para lograr materializar una idea. 

Así trabajamos aquí…

 

¿Fue aquel karting tu primera obra de arte?

Es posible ¡Ja, ja , ja …! (carcajeándose), aunque de creación artística mucho no se puede decir en este caso.

 

¿Cómo realizas el corte del acero?

Generalmente lo hago con automatización, pero claro, cuando es necesario, también uso el sistema artesanal, el soplete. 

 

¿Qué tipo de soplete…que marca?

Es un soplete de acetileno, soviético. 

 

¿Cuándo te ‘’flameas’’, usas papa fría para los ojos como nosotros en México?

No… aquí usamos agua con azúcar o pepino (ríe). 

 

¿Por qué el acero y no la madera?

Por culpa de aquel primer automóvil, aquel primer juguete de cero. 

 

Tu primera pieza en acero inoxidable, ¿Aún la conservas?

Sí, es una abstracta.

 

¿Cómo comienza tu relación con la empresa siderúrgica Cubana Acinox?

Fue cuando me llamaron para que ‘’animara’’ con pieza de arte funcional un stand de la empresa para una feria. En aquella época, recuerdo que expusimos flores en acero inoxidables y macetas. Realmente me agradó mucho usar el producto de. Acinox como elemento decorativo. A ellos les gustó que usáramos su producto que, como bien 

sabes, se ‘‘ve frío’’ en objetos amables al contacto visuales. 

 

¿Qué te motivó a participar en esta exposición?¿Qué sientes al ser parte de esta 

puesta colectiva de artistas del acero?

Con relación a la primera pregunta, me motivó el poder compartir mi obra y la de 

nuestro equipo, llevando fuera de pregunta, bueno…aún no me doy cuenta (ríe), no me he dado cuenta de la magnitud ni de la importancia, aunque ahora que he visto el 

trabajo de los colegas, siento una atracción muy fuerte de poder compartir y mostrar cómo las creamos, hacemos y con qué. 

 

¿Hay algún hilo conductor en tu trabajo, digo…en el estilo?

No, saltamos de lo figurativo a lo abstracto y de lo abstracto al arte funcional. 

Claro, siempre con un carácter minimalista. 

 

¿Qué crees conveniente que se tendría que hacer para llevar el artes que tú haces a los centros educativos? 

En una oportunidad desarrollé un proyecto comunitario en mi barrio, donde a los 

muchachos los puse en contacto con mis herramientas, ya que uno puede aprender en la escuela a sumar, restar o ver un pulidor, pero ‘’tocarlo’’, bueno…creo que eso aún nos falta. Acinox tiene una escuela , veré la forma de lograr que se cree un área donde se les pueda enseñar a los jóvenes el manejo artístico del acero. Estoy actualmente involucrado con la Fundación Caguayo, que es la encargada del desarrollo de las obras monumentales en Cuba y se están implementando esquemas para lograr el objetivo de tu pregunta.

¿Tienes algún sueño como artista?

Claro, crear una obra monumental en acero. Inoxidable e instalarla en la playa, que sea funcional y que el pueblo pueda usarla. Me gustaría que estuviese compuesta de 

figuras geométricas, quizás para crear una sombra con una intención recreativa y así vez, contemplativa y, lo más importantes, que cumpla una función social. 

 

¿Nos vemos en México, entonces? 

Pero por supuesto, ahí estaré junto a mis compañeros Lescay y Trenard, mostrando al mundo lo que hacemos en Cuba y por supuesto, también encantado de tener la 

oportunidad de compartir un evento tan importante con tantos colegas de los cuales sé, voy a prender mucho. ¿Te puedo hacer una pregunta?

 

Sí, por supuesto. 

¿Me vas a prestar una de tus Harley’s para darme una vuelta?

¡Ja, ja, ja …!¡No! ¡En México no prestamos ni el caballo ni la pistola, a nadie! ¡Ja, ja, ja…!

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